lunes, 2 de marzo de 2009

"Ortega está haciendo todo lo contrario de lo que prometió hacer durante la campaña electoral"

Edmundo Jarquín fue candidato a la presidencia por el Movimiento Renovador Sandinista en 2006, año en que llegó al poder su ex compañero del Frente Sandinista Daniel Ortega. Jarquín, abogado y economista especializado en políticas públicas y temas de reforma del Estado, ex diputado de la Asamblea Nacional Legislativa, diplomático, consultor de diversos organismos internacionales e instituciones académicas, catedrático universitario y autor de un gran número de publicaciones sobre desarrollo y democracia, no duda en llamar dictador a Daniel Ortega. De hecho, asegura que, en comparación, Somoza se queda "chiquito" ante los desmanes políticos, sociales y financieros del presidente nicaragüense, quien ha llevado al país centroamericano a niveles de pérdida de democracia inimaginables. La siguiente es parte de la entrevista que concediera a Centroamérica 21.

-Las denuncias de fraude en las elecciones municipales en Nicaragua no han bastado para debilitar el sandinismo de Daniel Ortega. Da la impresión de que el gobierno es lo suficientemente fuerte como para soportar los embates de los cuestionamientos internacionales, el retiro de cooperantes y las protestas sociales.

-El masivo y desordenado fraude en las pasadas eleccionesmunicipales se explica porque, como reacción a los abusos autoritarios que venía cometiendo Ortega en el año y medio precedente, se fue gestando una gran alianza democrática en Nicaragua que propició que la derrota del orteguismo fuera abrumadora, especialmente en los centros urbanos del pacífico nicaragüense. La elección se polarizó, porque se entendió, a nivel de la ciudadanía, que era una suerte de referéndum sobre la democracia en Nicaragua. No hubo los niveles de abstención que comúnmente hay en elecciones municipales, que le habían permitido al orteguismo en el pasado obtener victorias significativas. El orteguismo tiene una sólida base militante, que es aproximadamente un tercio de la población. Una de las grandes consecuencias de este proceso electoral es la que todo el mundo conoce: se cayó la máscara que Ortega venía construyendo eficiente, paciente y penosamente durante dieciocho años, presentándose como alguien que entendía las nuevas realidades de Nicaragua y del mundo y que tenía un compromiso democrático. Pero otra gran consecuencia es que el eje de la polarización política durante tres décadas, desde el triunfo de la revolución contra Somoza e1979, había sido sandinismo y antisandinismo. Ahora, ha pasado a ser orteguismo-antiorteguismo como singularización personal de la contradicción entre autoritarismo y democracia. Es cierto, Ortega ha logrado desde el gobierno consolidar y fidelizar su base política. ¿Cómo lo ha logrado? Manejando extrapresupuestariamente la cooperación venezolana. Esta semana se hizo público que Ortega manejó extrapresupuestariamente, el año pasado, 281 millones de dólares, procedentes de la cooperación venezolana. Eso es más de la cuarta parte de todo el presupuesto de la república. Entonces, él ha logrado construir una fidelidad clientelar.

"Inmediatamente que ganó las elecciones, se quitó esa máscara"

-Durante la campaña presidencial, Ortega moderó su discurso, cambió el color rojo por el rosado, habló de concertación y unidad nacional. ¿Fue un engaño a los nicaragüenses?

-Ortega perdió las elecciones del 90 y durante 16 años, hasta el 2006, paciente y penosamente se trató de construir una nueva imagen, pidiendo que le dieran una oportunidad de gobernar en paz, en democracia, de reconciliar a los nicaragüenses. Él nunca dijo, durante la campaña electoral, que iba a perseguir a los partidos políticos y les iba a cancelar la personería jurídica, ni que iba a ocupar la política fiscal para chantajear, para reprimir y meter miedo. Pero inmediatamente que ganó las elecciones, se quitó esa máscara, y en Nicaragua hay una situación de autoritarismo institucional y yo, particularmente, creo que es de dictadura institucional, porque también recurre a las fuerzas de choque paramilitares para impedir las manifestaciones pacíficas de la oposición. No dijo que iba a perseguir a los medios de comunicación y actualmente tiene amenazados a varios canales con no renovarles la licencia. Todos esos cambios durante su campaña, en cuenta poner de candidato a vicepresidente a un empresario que perteneció a la "contra", fueron nada más que cosméticos, porque una vez que llegó al poder volvió a ser el mismo de siempre.

-Eso fue lo que no dijo que haría, y lo hizo. ¿Qué hay de lo que sí dijo que haría? ¿Lo ha cumplido?

-Dijo "desempleo cero", "pobreza cero", y dos años después tenemos más desempleados y más pobres. Ningún gobierno nicaragüense ha empezado en mejores condiciones que Ortega en los últimos 30 años. Cuando empezó Violeta Chamorro el país estaba colapsado, había una situación de reservas internacionales netas negativas, lo cual es impensable. Seis años después, cuando empezó Alemán, ya había reservas para financiar las exportaciones de dos meses. Cuando empezó Bolaños había para financiar las importaciones de tres meses; es decir, Bolaños encontró 250 millones de reservas internacionales. Ortega encontró más de mil millones de reservas internacionales, la deuda externa prácticamente reducida a cero, el servicio de la deuda externa de Nicaragua representa únicamente el 7% del presupuesto del país. Eso por las condonaciones y todos los esfuerzos que realizaron los gobiernos anteriores. Heredó una situación fiscal superavitaria, todo eso se lo ha venido "farreando" por un esquema de autoritarismo populista.

-La oposición dice que Ortega es autoritario. Los seguidores de él dicen que los del MRS son traidores. ¿Qué lo distancia a usted del FSLN actual?

-A mí y a la mayor parte de lo que fue la dirigencia intelectual, cultural y política del sandinismo -Ernesto Cardenal, Sergio Ramírez, Dora María Téllez, entre otros-. La misma contradicción fundamental de los años 80, entre quienes querían conducir a Nicaragua a una réplica de Cuba y los que querían que se le cumpliera la oferta que se le hizo de construir un régimen de economía mixta, de pluralismo político y de no alineamiento internacional. Esa contradicción no se expresó porque la guerra aglutinó a todo el sandinismo, pero apenas termina la guerra y pasamos a condiciones democráticas, esa contradicción estalla. Es lo que explica la ruptura del MRS.

Autoritarismo y corrupción

-¿Hay datos concretos que fundamenten el slogan popular "Ortega y Somoza, la misma cosa"?

-En primer lugar, la coincidencia en cuanto al perfil autoritario. En segundo lugar, los niveles de vértigo que ha adquirido la corrupción en el gobierno de Ortega. Solamente esta semana ha habido tres denuncias mayúsculas de conflictos de intereses. Por ejemplo, resulta que aparece el hijo de Ortega negociando la compra de un hotel y dos fincas ganaderas que anteriormente eran del Estado, que pasaron a un inversionista extranjero para su administración, que ahora pasan a propiedad no se sabe de quién pero el negociador fue el hijo de Ortega. La termina comprando el tesorero del FSLN, que es presidente de Petronic y de Albanisa. Esos niveles de corrupción dejan chiquito a Somoza. Además, los espacios de expresión se han reducido drásticamente. Lo último fue el asalto, el sábado pasado, del colegio de Periodistas, que mandaron a inscribirse como periodistas a los relacionistas públicos de todas las entidades del estado, formaron mayoría y ya se tomaron la gremial de los periodistas. Además, Ortega tiene una política oficial de rehenes: a Eduardo Montealegre le abre causa por el tema de los certificados negociables de inversión, le abre causa a Carlos Fernando Chamorro, abre causa contra el padre Fernando Cardenal, en cualquier momento me abren investigación penal por unos sucesos en los que yo ni siquiera estuve y a otros dos dirigentes del MRS, pero nosotros hemos dicho que no nos vamos a defender, que primero vamos a la cárcel, pero no vamos a legitimar esa política oficial de rehenes.

"Ortega es, en ese sentido, de un primitivismo ideológico y político"

-Ortega ha modificado sustancialmente la política exterior nicaragüense. Ha secundado los conflictos internacionales en los que se ha envuelto Hugo Chávez, ha apoyado abiertamente a las FARC, ha priorizado las relaciones con Irán y Rusia. ¿Qué beneficios recibe Nicaragua de estas relaciones?

-Nicaragua como tal, ninguno. Nicaragua es el único país del mundo que reconoció la independencia de Abjasia y Osetia del Sur después de la invasión rusa a Georgia, todo por congraciarse con Putin. Ningún país de América Latina, después de Haití, depende tanto de la cooperación internacional como Nicaragua. El 40% del presupuesto nacional se financia con cooperación internacional y el 85% del presupuesto de inversión pública. Ortega tenía la expectativa de encontrar ahí la cooperación que sustituyera a la procedente de Europa, EE.UU. y Japón. Eso no se ha cumplido porque, para empezar, Irán, que le dio un préstamo de 30 millones a Nicaragua en los años 80, es el único país que no le ha condonado nada a Nicaragua. Rusia, desde agosto a la fecha, ha perdido 200 mil millones de dólares en reservas internacionales de los 600 mil que tenía, para proteger el rublo en medio de esta crisis internacional. Y Venezuela también está con un enorme problema presupuestario por la caída de los precios del petróleo. Ortega lo hizo con la expectativa de una cooperación que no está llegando. Y hay otras razones ideológicas: Ortega no tiene desconfianza del mercado, tiene hostilidad con el mercado; Ortega no tiene desconfianza de la democracia liberal representativa, tiene hostilidad, y a título de democracia participativa choca con las instituciones de la democracia liberal representativa; Ortega tiene hostilidad con el mundo desarrollado. Ortega es, en ese sentido, de un primitivismo ideológico y político.

-Usted menciona tres hostilidades: al mercado, al mundo desarrollado y a la democracia liberal representativa. ¿Esas hostilidades están presentes en todos los grupos de izquierda radical, ese mismo primitivismo ideológico? Se lo pregunto por la evidente cercanía del FMLN con el FSLN de Ortega.

-Yo no quisiera pronunciarme sobre la situación en El Salvador, sólo quiero decir que Ortega está haciendo todo lo contrario de lo que prometió hacer durante la campaña electoral. Apenas triunfó, sacó del viejo baúl de los años 70 y 80 toda esta artillería política e ideológica que nos llevó a donde estamos, en un franco deterioro de la democracia, de nuestras relaciones internacionales, a mayores niveles de conflictividad social y política y al riesgo de una catástrofe económica.

-¿Cuáles son, a estas alturas, las perspectivas de la oposición?

-Van a depender de dos cosas: el fraude de las pasadas elecciones articulado desde el Consejo Electoral, significa que Nicaragua se ha quedado sin futuro electoral; 2011 no es un horizonte de solución de los conflictos políticos en Nicaragua. Lo segundo es si somos o no somos capaces de mantener esta amplia alianza democrática que se gestó en las elecciones municipales.