The Cato Institute, uno de los principales tanques de pensamiento de Washington, asegura en un informe que el país es un ejemplo para el resto de la región, por el éxito en la implementación de reformas económicas.
Los resultados de las reformas económicas implementadas en El Salvador convierten al país en un ejemplo de desarrollo económico en Centroamérica, aseguró Juan Carlos Hidalgo, coordinador de proyectos para América Latina en el Cato Institute, uno de los principales generadores de pensamiento de Washington, EUA.
Hidalgo publicó recientemente un estudio titulado “El Salvador: ¿tigrito centroamericano?”, en el que detalla el proceso de implementación de reformas impulsado en el país desde el fin del conflicto armado en 1992.
El reporte destaca la privatización de empresas estatales, la apertura comercial y financiera, la privatización del sistema de pensiones y la adopción del dólar como moneda oficial. “Dichas reformas colocan a El Salvador dentro de las 25 economías más libres del planeta de acuerdo al Informe sobre la Libertad Económica en el Mundo del Fraser Institute de Canadá”, indica Hidalgo.
El analista asegura que las políticas de libre mercado aplicadas en El Salvador han tenido un impacto positivo en el campo social: entre 1991 y 2007, el porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza cayó del 60% al 34.6%. “De igual manera otros indicadores como la matrícula escolar, la mortalidad infantil y la cantidad de hogares sin acceso a agua potable han experimentado mejoras substanciales”, detalla.
Bajo crecimiento
Hidalgo se pregunta entonces, ¿por qué el país no refleja los resultados de estas reformas en una mayor tasa de crecimiento económico? La respuesta, según el autor, podría ser un mal cálculo de los indicadores nacionales.
De hecho, el Ministerio de Economía y el Banco Central de Reserva han anunciado el inicio de un proceso de modernización de las cuentas nacionales que permitirá realizar un cálculo más preciso de indicadores como el producto interno bruto (PIB) y el índice de precios al consumidor (IPC). Ambos indicadores se calculan con bases en precios y productos de hace más de 20 años.
Según Hidalgo, las cuentas nacionales parecen subestimar significativamente el rendimiento de la economía debido a mediciones deficientes, las cuales subvalúan el sector de servicios, área en que El Salvador es un líder en América Central. “Es probablemente que la economía salvadoreña sea un 30% más grande que lo indicado por las cifras oficiales... La tasa promedio de crecimiento económico per cápita desde 1992 ha sido de aproximadamente 5.2% al año.”
En este punto, el informe cita a Manuel Enrique Hinds, ex ministro de Economía, que asegura que la realidad del país ha cambiado. “El problema es que si la economía está cambiando su composición, este método (el actual) tiende a subestimar la producción actual”, sostiene Hinds.
Pero, además de las reformas económicas, Hidalgo destaca otros factores que se vinculan con la mejora en la economía del país, como la firma de los Acuerdos de Paz y la significativa recepción de remesas familiares, que durante 2008 fueron el equivalente a poco más del 18% del PIB del país.