Silencio y prudencia. Esa es la estrategia asumida por el gobierno de Hugo Chávez y el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), a la espera de los resultados de las elecciones presidenciales en El Salvador.
La expectativa ante un triunfo del FMLN ha levantado entusiasmo en los pasillos del poder venezolano. La eventual llegada al poder de Mauricio Funes completaría un “corredor de izquierdas” en Centroamérica, junto con Daniel Ortega, en Nicaragua; Álvaro Colom, en Guatemala; y Manuel Zelaya, en Honduras; y un nuevo socio en alguno de los mecanismos de integración regional de la doctrina “antiimperialista” que se impulsan desde Caracas, como la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA).
Chávez, sin embargo, ha sido esta vez mucho menos beligerante, descartando apoyar abiertamente la candidatura de Funes como ha hecho en otras ocasiones con, por ejemplo, Rafael Correa, en Ecuador, y Evo Morales, en Bolivia.
Sospechoso
Fuentes vinculadas a la dirección nacional del PSUV confirman que esto no es casual: saben que intervenir directamente en la campaña electoral salvadoreña puede ser contraproducente, polarizaría al país, le daría armas a los adversarios del FMLN y repetiría el efecto registrado durante los comicios presidenciales de Perú en 2006, cuando Chávez decidió apadrinar directamente a Ollanta Humala.
“Es una gran noticia para la izquierda latinoamericana que el FMLN finalmente llegue al poder en El Salvador, después de tantos años de lucha. Pero es un juego político delicado, y es mejor evitar cualquier intervención que perturbe la campaña de los compañeros salvadoreños”, reveló la semana pasada uno de los miembros de la dirección nacional del PSUV en Caracas, quien prefirió el anonimato para respetar la estrategia presidencial.
La última vez que Chávez habló públicamente sobre El Salvador y el FMLN fue hace más de un año, el 9 de febrero de 2008, cuando rechazó el contenido de un informe de inteligencia divulgado por la Casa Blanca: “Me acusan de cualquier cosa. Yo ya me río. Ahora es un informe de inteligencia gringo diciendo que Chávez va a financiar la campaña del Farabundo Martí, porque parece que va ganando. Pues eso es mentira. Ni nos hace falta, ni a ellos les hace falta tampoco, porque el FMLN es uno de los partidos históricos más antiguos y mejor organizados de este continente”.
En medio de la estrategia de silencio, el PSUV y el gobierno de Chávez descartaron enviar dirigentes de alto nivel a El Salvador para observar los comicios.
El único venezolano que asiste como testigo del proceso es Luis Díaz Laplace: un diputado al Parlamento Latinoamericano y dirigente de bajo rango del PSUV, quien esta misma semana confirmó el voto de silencio venezolano sobre estas elecciones.
“En los medios de comunicación salvadoreños se criminaliza la imagen del presidente Chávez, y quieren deteriorar la amistad que tiene el presidente y el pueblo venezolano con el pueblo salvadoreño y los líderes del FMLN. Pero nosotros hemos sido respetuosos con el derecho que tienen los pueblos a decidir su destino. Creemos en la autodeterminación de los pueblos, es algo que cumplimos al pie de la letra”, sostuvo Díaz Laplace en una entrevista telefónica con la emisora estatal Venezolana de Televisión.
Aunque desde el PSUV nadie pone en duda la alianza ideológica y política con el FMLN, en el seno del chavismo venezolano han surgido dudas con respecto a algunas posiciones del candidato de la izquierda salvadoreña, quien en los últimos meses ha querido retratarse con Lula Da Silva y Michelle Bachelet. “Mauricio Funes ha dicho, por ejemplo, que no está en su programa inscribir a El Salvador en el ALBA, y que mantendrá los acuerdos comerciales firmados con Estados Unidos. Esas posiciones son incompatibles con la posición histórica del FMLN”, explica una fuente de la dirección del PSUV, quien revela que no esperarán mucho tiempo para poner a prueba la fidelidad política de Funes. “Si gana, habrá que ver cómo se comporta. Quizás sea un ‘tibio’, como el presidente de Guatemala (Álvaro Colom, quien no se unió al ALBA, pero sí a Petrocaribe). Sin embargo, del FMLN esperamos un mayor compromiso político con el proceso revolucionario latinoamericano”.